Crítica: DIABOLIZER «Murderous Revelations»

Banda: Diabolizer

Título: Murderous Revelations

Año: 2025

País:  Turquía

Formato: Álbum

Duración: 39 minutos

Discográfica: Me Saco un Ojo / Dark Descent

Género:  Death Metal

(8.5/10)

En tiempos donde el Death metal a menudo se pierde en acrobacias técnicas o producciones estériles, Diabolizer entra como una puñalada. Murderous Revelation aplasta. Es un ataque directo, no hay atmósferas ni narrativas, no busca complacencia.

Desde el arranque, la banda se planta con una claridad brutal. Riffs afilados como sierras, estructuras cerradas y precisión que corta el aire. Esto es Death metal con ecos de Angelcorpse, el cuchillo sin piedad de Centurian y la violencia quirúrgica de Deeds of Flesh. También hay algo en las guitarras y la cadencia que recuerda al núcleo más rabioso de la Florida de los noventa: Malevolent Creation, Monstrosity, pero sin pirotecnia. Todo se reduce a impacto.

La producción es árida, concreta, diseñada para que cada golpe se sienta en seco. Sin adornos, sin tregua. – Murderous Revelation – se sostiene porque todo está calibrado al milímetro: golpes calculados y brutalidad medida. No hay desperdicio ni exceso. Cada riff tiene intención, y ningún blast beat está puesto de más. No hay repeticiones por costumbre ni pasajes alargados sin sentido. Todo está planificado para mantener la tensión, la batería marca rupturas sin desorden, y el bajo —siempre presente, siempre rugoso— apoya la estructura rítmica con solidez y textura.

Los solos son lanzados con la misma intención que el resto del disco: golpear. Cortos y punzantes, tienen algo del ataque desquiciado de Trey Azagthoth. No adornan ni distraen, son funcionales, agresivos, y refuerzan el tono general del disco sin romper su coherencia. En piezas como “Supreme Supremacy” o “Raining Bodyparts”, el grupo demuestra que su violencia no es aleatoria: hay orden bajo el ruido. Y esa claridad en el enfoque es lo que convierte a Murderous Revelation en una obra tan efectiva como contundente.

Lo que impresiona no es la velocidad ni la técnica, sino la solidez del conjunto. Lo suyo es directo, metódico, devastador. Y en esa frialdad hay una decisión clarísima: reducir el Death metal a lo esencial. Golpe. Ruido. Intención. Su herencia turca, con nombres como Burial Invocation o Decaying Purity, refuerza esa visión: la violencia como identidad. Y si algo en todo esto aún no convence, no hay problema: poned el disco. No necesita defensa. Entra como un golpe bien dado: sin permiso y sin explicación.

Biografía de DIABOLIZER

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate